Una vez que se tiene el molde, cuyos costes de producción son reducidos, se pueden fabricar unas pocas piezas y luego retirarlo y guardarlo.
 

La técnica permite también decorar el producto final a petición y personalizarlo.

 

La fabricación de piezas de plástico a partir del rotomoldeo tiene numerosas ventajas. Entre ellas, que el producto final es resistente y duradero, que pesa poco y que apenas requiere mantenimiento. Son todas ventajas técnicas. Sin embargo, existen otro tipo de atributos y/o cualidades del rotomoldeo relacionados no con el artículo final, sino con la manera de producirlo. Así, esta tecnología es ideal para la fabricación de series cortas de piezas de plástico y para su diseño y personalización.

 

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Pero ¿por qué el rotomoldeo es ideal fabricar piezas de plástico en series cortas?

Sencillo: porque el proceso lo permite. Un proceso en 4 fases:

  1. Carga de material en el molde.
  2. Calentamiento. El molde se introduce en el horno y comienza a girar alrededor de dos ejes ortogonales.
  3. Enfriamiento.
  4. Desmoldeo.

 

Una vez que se tiene el molde (cuyos costes de producción son reducidos, sobre todo si se compara con otros sistemas como la inyección o el soplado de termoplásticos), se pueden fabricar unas pocas piezas y retirarlo y guardarlo. De este modo, en caso de dudas sobre la respuesta del mercado a un producto determinado, el rotomoldeo posibilita la fabricación de unas pocas piezas para su testeo. No es obligatorio, por tanto, realizar grandes stocks, con la carga y el riesgo económico que ello implica.

En ROTOBASQUE ofrecemos también, no obstante, a nuestros clientes la elaboración previa de un exhaustivo estudio de mercado que contemple todas las variables de la nueva pieza en plástico (o de las modificaciones introducidas en una aplicación ya asentada): económicas, sociales, de competencia, proveedores, etcétera, de forma que queden analizados todos los escenarios. Porque cada pieza de plástico es un ‘mundo’ y conviene entenderlo bien para evitar sorpresas desagradables.

 

 

Producto personalizado

Por otro lado, otra de las grandes ventajas del rotomoldeo son las posibilidades que ofrece para la personalización del producto final, lo que se traduce en una mayor libertad en el diseño de piezas plásticas. El cambio de color, por ejemplo, es rápido y sencillo. No es necesario detener la producción o las máquinas, sino que bastará con modificar la carga en la primera fase del proceso.

Y también se puede jugar con la gama de acabados, textura o brillo. Las piezas de plástico se pueden decorar a petición con marcajes, adhesivos, lacados…, de manera que adquieran personalidad propia. Y es posible asimismo añadir logotipos, instrucciones de uso, insertos metálicos (ruedas, relojes o medidores) y otros refuerzos (roscas, acoples o alojamientos).

En definitiva, el rotomoldeo, por su gran versatilidad en la producción, es la tecnología ideal para series cortas de piezas de plástico, con el interesante añadido de que permite jugar con el diseño final y personalizarlo.

Son dos de los motivos por los cuales esta técnica ha adquirido tanta relevancia en los últimos años, con aplicaciones ya en sectores como el marítimo, mobiliario, iluminación, automoción, fabricación de maquinaria, energía y parques infantiles, entre otros.

 

En ROTOBASQUE hemos sido pioneros en la introducción de esta tecnología en España.

 

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